9 nov 2010

REENCONTRANDO LA FELICIDAD 11




PASADO

Después de que el resto se fueran, no sabía que hacer. Quería hacerle muchas preguntas, sabía que él conocía algo de mi pasado, y por poco que fuera, sería algo más.

El problema es que mis músculos no reaccionaban. Estaba totalmente paralizada, observándole mientras me mirava como si fuera un milagro.

- Bella – susurró mirándome intensamente.

- ¿Quién eres?- pregunté. Estaba claro que él sabía quien era yo, pero yo no sabía quién era él…

Vi como su cara se llenaba de confusión en un principio, y como sus dorados ojos dejaban de brillar maravillados con felicidad para dejar paso al dolor.

- Bella – repitió, como si solo fuera capaz de decir mi nombre.

- Dime, por favor – le pedí, suplicante. – sé que te conocí en mi pasado, pero lo único que recuerdo de él son mis padres, y tus ojos.

- No me recuerdas – dijo más para él mismo que para mi, intentando convencerse de eso. – Edward - dijo ya más recompuesto.

- ¿Perdona? – dije confusa, ya que no era la primera vez en ese día que escuchaba ese nombre.

- Soy Edward- murmuró – me conociste en el instituto de Forks, cuando te trasladaste a vivir allí para vivir con tu padre, después de que decidiste que era mejor para ella estar con Phil, su marido, ya que él es jugador de beisbol profesional y viaja mucho. Era tu compañero de pupitre en Biología. – dijo con la mirada perdida, recordando lo que yo no podía.

- ¿Solo eso? – pregunté decepcionada, ya que recordaba antes los ojos de mi compañero de pupitre antes que otras cosas quizá más importantes. Aunque claro está que sus ojos eran hermosos.

- Estubimos saliendo. Fuiste la mejor amiga de mi hermana, Alice, ¿la recuerdas a ella? – negué con la cabeza, no recordaba a ninguna Alice. Lo que me sorprendió fue que ahora comprendía por qué recordaba sus ojos. Porqué lo había amado. - ¿Tampoco recuerdas a Emmett, ni Esme, Carlisle, Jasper o Rosalie? – fue nombrando personas a la vez que yo negaba con mi cabeza.

- Lo siento – dije al ver que eso lo afectaba.

- Da igual, nunca debí hacercarme a ti. Los Cullen nunca debimos hacerlo. Rose tenía razón, al fin y al cabo. - susurró con tristeza.

- Cullen – murmuré a la vez que un monton de imágenes borosas inundaban mi mente.

Una enorme casa blanca, una chica bajita de pelo oscuro, un chico tan musculoso como Félix, un chico y una chica rubios, una pareja que me sonreía con amabilidad y afecto…

Y él... en un hermoso prado lleno de flores, brillando bajo el sol, mi mano acariciándolo.

- Edward - dije su nombre como si hubiera hecho el mayor descubrimiento. - Edward. - repetí.

- ¿Qué ocurre Bella? - me gustó como sonaba mi nombre en sus labios, con su aterciopelada voz. No me había fijado en eso antes.

- Lo recuerdo.

- ¿Todo? - preguntó dubitativo.

- Eso creo. - respondí. Entonces un recuerdo llenó mi mente. Un bosque, él estaba allí, yo lo seguía, él diciéndome que no me amaba...

Sentí por primera vez en esta nueva vida mis piernas flojear, antes de caer de rodillas en el suelo, llorando sin lágrimas.

REENCONTRANDO LA FELICIDAD 10



EL PLAN

(POV BELLA)

No podía apartar la mirada de sus ojos, y parecía que él tampoco podía hacerlo.

- Bella - no lo dijo en voz alta, pero leí sus labios.

- ¡¿Bella, se puede saber qué estás haciendo? - gritó Jane desesperada, haciéndome recordar el lugar donde estaba, y con quien, ya que mirando aquellos ojos dorados era muy fácil olvidarlo. - ¡¿Se puede saber por qué lo estás escudando?

Dicho esto recordé también que estaba escudando al chico, para que la habilidad de Jane no le afectara... Extraño, era la primera vez que no tenía que concentrarme mucho para escudar a alguien, ya que normalmente me centraba solamente en escudar a quién quisiera, pero ahora simplemente lo había escudado y me había perdido en sus ojos...

- ¡¿Piensas seguir así? - seguía Jane con su impaciencia.

No pensaba contestarle, no podía decirle que sí que quería seguir escudando a ese vampiro, y de ninguna de las maneras dejaría de hacerlo... aunque tampoco sabía el motivo.

Me hubiera gustado que en ese momento solo estubiéramos él y yo. Hubiera amado seguir contemplando sus ojos, y poder preguntarle por qué los tenía en mi mente. Poder preguntarle si lo conocía. Estaba casi segura que si... pero no sabía absolutamente nada sobre eso.

Aparté la mirada de sus ojos y la dirigí hacia Jane, intentando que no percibiera nada en ella. Que no percibiera la intención del plan que se me había ocurrido.

- Podeis ir a avisar a Aro, yo me encargo de llevarlo allí. - dije con una convincente voz.

- ¿Y dejarte sola con ese? - contestó indignada.

Me molestó el tono que utilizó para referirse al chico, pero seguí mostrándome impasible.

- Claro, ¿acaso no me crees capaz de hacerlo? - al oír eso se dió cuenta que yo ganaba, pero siguió insistiendo inútilmente.

- No es eso, simplemente creo que puedes necesitar ayuda. ¿Qué harás si ocurre algo?

- No ocurrirá nada, y si ocurriera, os avisaría. ¿No confias en tu rapidez? - me burlé un poco.

- Jane, dejala, será la primera lucha verdadera que tendrá. - dijo Demetri, zanjando el tema y empezando a caminar, alejándose. Heidi le siguió de immediato, después de desearme suerte, y Jane, aunque un poco reticente, hizo lo mismo.