
EL PLAN
(POV BELLA)
No podía apartar la mirada de sus ojos, y parecía que él tampoco podía hacerlo.
- Bella - no lo dijo en voz alta, pero leí sus labios.
- ¡¿Bella, se puede saber qué estás haciendo? - gritó Jane desesperada, haciéndome recordar el lugar donde estaba, y con quien, ya que mirando aquellos ojos dorados era muy fácil olvidarlo. - ¡¿Se puede saber por qué lo estás escudando?
Dicho esto recordé también que estaba escudando al chico, para que la habilidad de Jane no le afectara... Extraño, era la primera vez que no tenía que concentrarme mucho para escudar a alguien, ya que normalmente me centraba solamente en escudar a quién quisiera, pero ahora simplemente lo había escudado y me había perdido en sus ojos...
- ¡¿Piensas seguir así? - seguía Jane con su impaciencia.
No pensaba contestarle, no podía decirle que sí que quería seguir escudando a ese vampiro, y de ninguna de las maneras dejaría de hacerlo... aunque tampoco sabía el motivo.
Me hubiera gustado que en ese momento solo estubiéramos él y yo. Hubiera amado seguir contemplando sus ojos, y poder preguntarle por qué los tenía en mi mente. Poder preguntarle si lo conocía. Estaba casi segura que si... pero no sabía absolutamente nada sobre eso.
Aparté la mirada de sus ojos y la dirigí hacia Jane, intentando que no percibiera nada en ella. Que no percibiera la intención del plan que se me había ocurrido.
- Podeis ir a avisar a Aro, yo me encargo de llevarlo allí. - dije con una convincente voz.
- ¿Y dejarte sola con ese? - contestó indignada.
Me molestó el tono que utilizó para referirse al chico, pero seguí mostrándome impasible.
- Claro, ¿acaso no me crees capaz de hacerlo? - al oír eso se dió cuenta que yo ganaba, pero siguió insistiendo inútilmente.
- No es eso, simplemente creo que puedes necesitar ayuda. ¿Qué harás si ocurre algo?
- No ocurrirá nada, y si ocurriera, os avisaría. ¿No confias en tu rapidez? - me burlé un poco.
- Jane, dejala, será la primera lucha verdadera que tendrá. - dijo Demetri, zanjando el tema y empezando a caminar, alejándose. Heidi le siguió de immediato, después de desearme suerte, y Jane, aunque un poco reticente, hizo lo mismo.
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