23 feb 2011

Empezó en San Valentín 1




Capítulo 1: ¿QUÉ OCURRE HOY?


(POV Edward)

Piiiiiiiiiii, piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii...

Me desperté cuando oí unos fuertes pitidos que provenían de algún lugar cercano. Me incorporé un poco y reconocí ese sonido: el despertador de mi hermanita, a la habitación del lado.

Tenía mucho sueño aún, así que miré mi despertador, que todavía no había sonado, y eran… ¡las 4:30 de la noche! OK, mi hermanita necesitaba una limpieza de cerebro general. ¿Por qué se levantaba tan temprano? Normalmente ella esperaba hasta las 6:00 de la mañana para levantarse, y yo me levantaba media hora después.

Bueno, daba igual la razón, solo me limité a dormir hasta que me desperté a las 5:45 y no logré dormirme más, así que me levanté y fui al baño para darme una ducha antes de ir a desayunar.

Alice ya estaba allí, comiendo de pie en la encimera, ya totalmente vestida y arreglada.

-Alice, ¿por qué te has despertado tan pronto hoy? Creo que no pasa nada de especial para que tengas que levantarte a las 4:30. – Ella me miró con cara de horror, como si hubiera dicho algo terrible.

-¡¿Es qué NO sabes qué día es HOY?-me preguntó gritando con su aguda voz.

- Lunes - Antes de que acabara de pronunciar la palabra ya estaba negando con la cabeza.

-No me refiero al día de la semana.

-Ah, pues… hoy es… creo que 14 - murmuré inseguro, no me importaba mucho saber el día en el que estábamos, igualmente en febrero no ocurría nada importante… aunque la cara de mi hermanita gemela no me mostraba lo mismo.

-Exacto, hoy es 14, de febrero… - dijo con voz soñadora.

-¿Y?

-De verdad hermanito, no entiendo como Tanya y las demás están locas por ti. ¡Tú no entiendes nada sobre romanticismo!

-No hace falta que me recuerdes a Tanya, ya estoy harto de que me siga a todas partes – Eso era verdad. Yo nunca había querido nada con Tanya, pero ella tenía metido en su cabeza que ella me gustaba, y ya había aprendido que podía ser muy pesada cuando se lo proponía. – Bueno, eso no importa, ¿qué es lo que ocurre hoy de especial? – Alice suspiró, negando con la cabeza en un gesto de rendición.

- Haber Ed, hoy es… - Pero entonces se oyó el timbre de casa y Alice se puso a saltar como loca, mientras se dirigía a abrir la puerta mientras iba canturreando "Jazz ya está aquí, Jazz ya está aquí…". No entendía por qué se ponía así, en el fondo él siempre venía a buscarla para llevarla al instituto.

-¡Adiós Ed, nos vemos luego!-se despidió y oí como se cerraba la puerta de la casa.

Estaba acabando mi desayuno cuando mi madre entró en la cocina.

-Buenos días cariño.

-Buenos días mama – Le dije mientras le daba un beso en la mejilla. – Ya voy hacia el instituto. Adiós – ella

-Adiós hijo.

Fui al garaje para montarme en mi auto y me dirigí hacia el instituto a mi velocidad normal. Sólo en cinco minutos ya estaba en el aparcamiento, donde me esperaban mi hermana con Jasper, y Emmett y Rosalie. Después de saludarnos entramos todos juntos y nos dirigimos a nuestras respectivas taquillas.

Fui directo a mi primera clase, historia, para poder evitar a Lauren, que había visto acercarse con una enorme sonrisa en sus labios. Ella era al igual que Tanya, insoportable.

Dentro de la clase sólo estaba Bella. Nunca había hablado con ella, aunque me gustaría hacerlo, ni tampoco había visto que mucha gente le hablara, pero era bonita. Muy bonita en realidad. Más natural que todas esas porristas.

Parecía que ella no se había percatado que yo estaba en la clase, ya que seguía concentrada leyendo algo que debía ser muy interesante por su expresión. Me acerqué a ella silenciosamente, y le pregunté:

-¿Qué libro es este? Parece interesante – al oírme pego un salto, la había asustado sin quererlo. Aunque sus hermosos ojos achocolatados eran irresistibles cuando se abrían con inocencia.

-Cumbres Borrascosas –dijo en un susurro, incomoda. No esperaba esa respuesta, a mi ese libro también me gustaba, aunque hoy en día nadie leía clásicos.

-¿Te gustan los clásicos? – pregunté esperanzado de que su respuesta fuera afirmativa.

-Sí, supongo…- parecía avergonzada de ello, y bajo la mirada, cortando la conexión que había con la mía, a la vez que se ruborizaba con un bonito color rosado que le dio vida a su pálida piel, aunque no tanto como la mía.

-A mí también-dije apartándome de donde ella estaba y sentándome al otro lado de la clase, a la vez que el resto de los chicos entraban.

Emmett se sentó junto a mí, y me preguntó dónde me había metido, ya que no me encontró por los pasillos.

-Lauren-contesté simplemente, y él me entendió, ya que esbozó una enorme sonrisa.

-Deberías salir con alguien, quizá de esa forma dejarías de ser un amargado, aunque solo sea un poquito –dijo riéndose de lo que el mismo había dicho.

-No le encuentro la gracia a eso.

-Pues yo sí. – Dijo ya sin reír. – Pero eso lo he dicho en serio, al menos podrías pasar felizmente el día de hoy.

-¡¿Se puede saber qué os ocurre a todos con que hoy es un día especial?

-¿Es que acaso no sabes qué día es hoy? – preguntó horrorizado, aunque no tanto como Alice lo estuvo cuando le hice la misma pregunta.

-Suéltalo.

-Pues hoy es…

-Cullen y McCarty, ¿quieren contarnos lo que están discutiendo? – preguntó el sr. Jefferson. No me había fijado que él estaba aquí, y al parecer Em tampoco.

-No estamos discutiendo nada sr. Jefferson – contestó él tranquilamente. El profesor no insistió, todo el mundo aquí sabía que no merecía la pena discutir algo sin importancia con Emmett, él hacía lo que fuera para ganar.

Las siguientes horas pasaron sin ningún imprevisto hasta que fuimos a la cafetería. Cuando llegué yo, los demás ya estaban allí. Me senté a mi silla habitual, al lado de mi hermana, que estaba hablando animadamente con Rose sobre algo. Cuando se percató que estaba a su lado me miró con una sonrisa radiante y me puso su brazo frente a mi cara.

-¿Te gusta? ¿A que es precioso?-gritó. Le cogí el brazo y lo aparté un poquito, en su muñeca reposaba un bonito brazalete de oro, donde estaban escritos su nombre y el de Jasper, y en medio de los dos había un corazón.

-Sí. La verdad es que es muy boni…

-¡Lo sabía! – Me cortó antes que acabara- Me la ha regalado Jazz hoy. Y yo le he regalado: un marco de fotos con una foto nuestra que nos hicimos aquella vez…, y un CD y dos entradas para ir al concierto de su grupo favorito, para los dos claro, porque así...

-Pues yo y Rose vamos a ir a cenar esta noche a Port Angeles- contraatacó Emmett, haciendo que Alice callara.

-¿Y por qué todo eso?-ya empezaba a estar cansado de cómo se comportaban todos hoy.

-¿Todavía no te has enterado hermanito?

-Pues no.-Contesté a lo que ella suspiró dramáticamente.

-A ver… hoy es… ¡San Valentín! – gritó fuertemente y con alegría.

Empezó en San Valentín




SUMMARY:
Llega San Valentín haciendo que Edward, un chico popular y soltero del instituto se enamore de Bella, la típica chica solitaria. Él a ella también le gusta pero no se atreve a decirlo para que los demás se rían de ella, ese día todo cambiará...

26 ene 2011

REENCONTRANDO LA FELICIDAD 14





14. INDECISIÓN

(POV Alice)

-Entonces no solo Edward estaría en peligro, sino que Bella…- comenzó Jazz, aunque Emmett lo interrumpió.

-¡Bella también está en peligro! ¡Más razón aún para ir hacia allí ahora mismo!

Jazz y Rose se le quedaron mirando como si estuviera loco, pero en el fondo, yo sabía que él tenía razón.

-Quizá Em tenga razón chicos, no podemos quedarnos con los brazos cruzados sin hacer nada. Pensad que seguramente ellos harían lo mismo por nosotros-intenté convencerlos.

-El problema, Alice, es que nosotros nunca hemos estado en una situación como esa, i no hay ningún motivo para pensar que va a pasarnos algo similar-Rose seguía con su idea en la mente, tendría que convencer primero a Jazz y entonces que él se encargara que Rosalie aceptara. Aunque Emmett también podría ayudar…

-Rose, cariño, Alice tiene razón, nunca se sabe…

-Emmett, nosotros llevamos juntos mucho más tiempo que ellos y jamás nos ha ocurrido nada, y a ellos ya van unas cuantas y bueno, ni siquiera están juntos ahora.

-Pero se aman-apunté. Ella ni me miró.

-No quiero que te pongas en peligro por su culpa Em, ya sabes que yo no podría vivir sin ti.

-Bueno no tiene por qué ocurrir nada, sólo vamos allí y ya está, no tenemos por qué luchar-ni siquiera él mismo creía sus palabras.

-Pero amor…-OK, solo faltaba Jazz. Lo miré.

-Sabes perfectamente los riesgos que hay, y las pocas probabilidades que tenemos-murmuró con voz dura. Actué de la manera que sabía que daría resultado más rápidamente.

-Yo voy a ir-cerró los ojos y me invadió un indecisión enorme, él no lo hacía adrede, simplemente no podía controlar sus emociones.

No lo presioné, sabía que necesitaba un momento para pensar, y yo ya sabía la decisión, así que empecé a pensar lo que teníamos que hacer. Cuando abrió los ojos y me miró, supe que nada malo ocurriría, no era una visión, era un presentimiento.

-¿Qué es lo que tenemos que hacer?-preguntó.

-Coger el primer vuelo que salga hacia allí, por el camino ya pensaremos el resto-cuando acabé de decir esa frase, salimos hacia al aeropuerto, corriendo, y cazando algún que otro animal que encontramos por el camino.

REENCONTRANDO LA FELICIDAD 13



13. EXPLICACIONES

(POV Alice)

Estaba con Esme cuando lo vi. Edward, dirigiéndose hacia Volterra, para morir. Estaba destrozado porque no había podido encontrarla… y acababa de rendirse.

-¿Alice, querida, estás bien?- me preguntó Esme preocupada.

-Claro Esme, no es nada-le contesté segura que no podía contárselo a ella.

Quería intentar salvarlo de alguna manera, pero no llegaría a tiempo, así que lo único que podía hacer era llamarlo. Aún tenía tiempo, no mucho, pero él todavía estaba en un auto que acababa de robar. Tenía exactamente trece minutos y medio antes que llegara a Volterra.

Si no quería que Esme escuchara debía esperar un poco más, Carlisle llegaría en diez minutos de su turno en el hospital y él y Esme se irían de cacería todo el fin de semana, ya lo tenían todo preparado…

Esperé angustiada esos minutos pero al fin se fueron. Tuve que insistir en que estaba perfectamente, todos me veían más nerviosa de lo normal, aunque no era por mí que debían preocuparse.

-Alice, ¿qué ocurre?-me preguntó una vez Esme y Carlisle ya habían salido.

-Estoy bien cariño, solo iré a darme una ducha y estaré más relajada-dicho eso salí hacia nuestra habitación en el piso de arriba y marqué el número de Edward, que contestó al tercer tono después de dudar si hacerlo o no.

- Alice – después de escuchar su voz no pude contenerme y empecé a gritar.

- ¡Qué diablos quieres hacer Edward! ¿Es que acaso no pensaste en nosotros, en cómo nos afectaría? ¿Crees que Esme va a soportarlo? Ya ha estado suficiente tiempo alejada de ti para que ahora le hagas eso ¿no crees? Va a morir del disgusto… y Carlisle. ¿Tampoco pensaste en él verdad?

- Alice, ya basta- me cortó- Sabes perfectamente el por qué- no podía recriminarle eso… yo no veía nada acerca de ella, pero aun así no perdía las esperanzas, tenía el presentimiento de que ella aún estaba viva.

- Pero Edward… no puedes estar seguro. Yo no vi que ella…

-¡Simplemente no la viste! Por eso no viste que ella muri… - no acabó de pronunciar la última palabra.

Entonces una imagen vino a mi mente, Bella, siendo uno de los nuestros, había visto esa imagen mucho tiempo atrás… Entonces apareció Edward, estaba con ella… en una ciudad amurallada… y había más gente, eran de los nuestros… iban con capas oscuras…

Salí del trance en cuanto noté a Jazz sacudiéndome levemente.

-¿Alice, estás bien?-me preguntó al ver que la visión ya había finalizado. Me fijé en el móvil que Jazz tenía en la mano, el mío, aún estaba llamando. Se lo cogí para contarle a Edward que había visto a Bella.

- ¡ Edward LA VI! – grité. - ¡LA VI! ¡Lo juro que la vi! ¡La vi!

-¿La viste?-preguntó sin entender a qué me refería.

- ¡De verdad! ¡Vi a BELLA!

- ¿Dónde? ¿Está bien? – empezó a preguntar cosas. Su voz sonaba aliviada por primera vez en mucho tiempo. Me sentí feliz por él.

-Está perfectamente. Mejor de lo que puedes imaginar… Más parecida a…

- ¿A qué Alice? ¿Más parecida a qué? – Edward realmente estaba curioso.

- Bueno ya verás... – susurré, sin querer dar demasiados detalles de lo que había visto.

- Alice... por favor... dime dónde está. Y con quién. Quiero estar con ella... - dijo suplicante, para que le diera más información.

- Bueno... ella está... – recordé esas capas oscuras, y un simple nombre vino a mi mente: Vulturis – solté un grito sin poder evitarlo. Jazz me preguntó que estaba mal pero ahora debía hablar con Edward - ella está más cerca de ti de lo que puedes imaginar... y con personas que jamás... –intenté explicarle la situación rápidamente, pero entonces vi como alguien con una de esas capas se acercaba a él por detrás - ¡CUIDADO! ¡DETRÁS TUYO! - intenté avisarlo, pero ya lo habían golpeado.

Entonces la llamada se cortó.

-Alice, ¿qué ocurre?-me preguntó Jazz sin entender la situación.

-Edward está en peligro.

-¿Dónde está?-dijo pensando lo mismo que yo: debíamos ayudarle.

-En Volterra-dicho esto su expresión cambió completamente y pude sentir sus emociones más bien confusas.

-Es demasiado peligroso, Alice.

-¿Qué es lo "demasiado peligroso?-preguntó Rosalie, que pasaba por delante de nuestra habitación. Jasper dejó la puerta abierta y ahora obviamente Rose no se rendiría hasta saber la respuesta.

-Ir a salvar a Edward, está en peligro- respondió Jasper utilizando las mismas palabras que yo le dije.

-¿Edward? ¿Dónde…?

-Está en Volterra-acabó Jazz.

-¿Volterra? ¿Pero cómo acabó allí?-Entonces los dos se voltearon hacia mí.

-Pensó que Bella había muerto-expliqué.

-¡¿Qué?-exclamaron al unísono.

-¿Quién ha muerto?-preguntó ahora Emmett, que acababa de unirse a nosotros.

-Bella-dijo Rose sin andarse con rodeos.

-¿Bella está muerta?-preguntó un horrorizado Emmett.

-No, pero todo este tiempo ha estado desaparecida por Europa, y Edward la ha estado buscando hasta que se ha rendido-resumí.

-Y acabó en Volterra-comprendió Jazz.

-¿Volterra? ¿Edward está en Volterra?

-Exacto.

-¿Y Bella?-Preguntó Rose.

-También.

-¡¿Bella también está en Volterra? ¡Tenemos que ir allí!-exclamó Em. –Nosotros aquí aburridos y ellos en plena acción con los Vulturis…

-¿Cómo llegó Bella allí?-dijo Jasper.

-Los Vulturis "secuestraron" el avión donde ella iba para comer. No sé qué ocurrió entonces, pero ahora ella es una de los nuestros, y forma parte de la guardia de los Vulturis-dije los últimos detalles de la historia que no sabían.

-¿Y ahora Bella va a luchar contra Edward?-Em como no seguía con sus preguntas tontas.

-No, ella aún lo ama.

-¿Y aun así lo va a matar? – miré a Rosalie intentando que comprendiera que no habría lucha entre ellos.

-Entonces no solo Edward estaría en peligro, sino que Bella…- comenzó Jazz, aunque Emmett lo interrumpió.

-¡Bella también está en peligro! ¡Más razón aún para ir hacia allí ahora mismo!

Jazz y Rose se le quedaron mirando como si estuviera loco, pero en el fondo, yo sabía que él tenía razón.

10 dic 2010

REENCONTRANDO LA FELICIDAD 12


12. EXPERIENCIA PRÓPIA

(POV Edward)

La alegría de saber que me recordaba no duró mucho, ya que unos segundos después ella cayó de rodillas al suelo, sollozando. No tenía lágrimas en sus ojos, que tan expresivos como siempre, ahora mostraban el dolor que había dentro de ella, en su alma.

- ¡¿Bella? - la llamé horrorizado. No me hizo caso, y siguió con su mirada perdida. - ¡¿Bella, estás bien? - seguí intentando sin éxito, arrodillándome delante de ella.

Empezaba a estar preocupado, ella parecía no reaccionar, y yo no sabía la razón por la que estaba en ese estado. Si tan solo hubiera podido leerle la mente ahora...

Acaricié su suave rostro con la punta de los dedos, en un roce apenas perceptible, preguntándome cómo había logrado pasar todo ese tiempo sin ella. Pero Bella seguía inmóvil delante de mí.

Entonces ese dolor, el que sentí unos momentos antes, volvió. Tan intenso como si nunca hubiera desaparecido. Tan intenso que casi podía olvidar la razón de mi vida. Casi.

Unos instantes después, el dolor volvió a desaparecer, pero cuando abrí los ojos, esperando verla contemplé mi soledad. Miré por todas las direcciones del callejón, ella no estaba allí. Quería rastrearla, pero su olor estaba por todas partes y resultaba imposible saber hacia dónde había ido.

(POV Bella)

Escuché como Edward gemía de dolor, y justo después de haberlo envuelto en mi escudo de nuevo me fui de ese callejón. Corriendo, alejándome de él. Sabía que jane me seguía. Sentía sus rápidos pasos detrás de mí y cuando supe que estaba lo suficientemente lejos de Edward paré y me giré para estar frente a ella.

-¡¿Qué estabas haciendo, bella? ¡¿Esa es tu excelente manera de luchar? ¡¿Tirarte al suelo y dejar que te arranquen la cabeza? – empezó a chillar jane.

-¡No estaba haciendo eso!

-Por supuesto que lo estabas haciendo. ¡No estarías ya aquí si no llega a ser por mí! – gritó de nuevo, haciendo que empezara a enojarme.

-Pues claro que no estaría contigo, aún estaría con él… - la tristeza amenazaba con volver, pero no quería permitírselo. - ¿Por qué siempre tienes que meterte en medio haciendo sufrir a todos los que te rodean? ¡Eres una sádica – Vi que con eso la había herido, pero no sabía cómo arreglarlo… - si no hubieras hecho nada yo aún estaría con Edward…

-¿Edward? ¿Él era Edward? ¿Con el que soñaste? ¿Por qué no me contaste la verdad? Te lo he preguntado hoy mismo. ¿Cuándo hace que lo recuerdas? ¿Al menos lo olvidaste, verdad? – empezó a preguntar a una velocidad que parecía imposible hasta para un vampiro.

-Lo recordé cuando lo vi. – le expliqué, perdiendo la batalla con la tristeza y dejando que me llenara por completo.

-¿Pero él…? ¿Vosotros… antes… humana… él… vampiro?-dijo tan confundida que apenas podía hacer una pregunta. Aun así la entendí.

-Sí. Nosotros estuvimos… juntos, antes. – dije.

-Antes – obviamente había entendido la parte clave de mi respuesta. Asentí sin poder decir nada.

Su partida me había destrozado, ahora lo recordaba todo. Y el pecho volvía a dolerme como antes. No lo creía posible, pero dolía. Como si tuviera una enorme herida en el, y ésta se agrandara por momentos. Sentía la necesidad de abrazarme como hacía en el pasado, sentándome en mi cama, en la casa de mi padre Charlie, en Forks, y llorar durante horas escondiendo mi cara en mis rodillas. Pero eso no podía volver a pasar, porque ahora yo era una vampira guardia de los Vulturis, y eso implicaba que con solo ir allí pondría a mi padre en peligro… del monstruo que era.

Entonces recordé algo, el porqué del color de sus ojos, y tomé una decisión. Ningún humano más moriría en mis manos, sería como ellos, "vegetariana". Me sentía orgullosa de mi decisión aunque no sabía si podría vivir con su estilo de vida. Pero cuando era humana quería ser una vampira buena y ahora iba a serlo, pero sin él.

Otro propósito vino a mi mente y supe que si lograba el anterior quizá podría hacerlo. Ir a Forks. Poder ver a mi padre, él no podría verme a mí, pero me bastaba con saber si él estaba bien. Me gustaría que Charlie también supiese que yo estaba bien, no feliz, pero bien al fin y al cabo.

Pero eso no era posible, él vería mi cambio, lo distinta que era ahora, y seguramente me juzgaría por ello, algo que no podría soportar…

-Bella-oí que me llamaba Jane.

-¿Decías? – pregunté sin querer obtener la respuesta que sabía que me daría.

-Deberíamos volver ya-respondió sin sorprenderme. Tendría que soportarlo.

Pero cuando ella se giró para ir en la dirección del castillo, caí en la cuenta que me preguntarían qué había sucedido, y no tenía una buena excusa para ello.

-¿Qué voy a decirles? – pregunté sabiendo que me entendería.

-Escapó. Se dirigió a la muralla pero como era muy rápido no pudiste hacer nada y en lugar de seguirlo preferiste quedarte e informarnos sobre ello. No le digas a nadie que lo conocías, o te arrepentirás. Experiencia propia-dijo antes de empezar a correr. Ya tenía mi excusa perfecta, pero lo último que dijo me dejó desconcertada.

Realmente no sabía nada de la vida de Jane, aparte que Alec era su hermano biológico, ninguno de los dos me había dicho nada de su pasado. Así que con mi poca información no sabía que imaginarme.

Me eché a correr detrás de ella intentando alcanzarla antes que llegáramos para preguntarle. Y lo logré aunque parecía que ella corría más rápido que normalmente.

-Jane, ¿a qué te referías cuando has dicho experiencia propia?-le pregunté corriendo a su lado. Ella aminoró el paso hasta que estuvimos caminando.

-Algo parecido a lo tuyo, pero yo lo conocí en esta nueva vida-empezó a contarme con una voz fría.- Yo estaba sola buscando alimento cuando lo vi. Estuvimos juntos un tiempo hasta que decidí volver aquí. Le pedí que viniera conmigo. Él no quería estar en la guardia, intenté convencerlo, pero no sirvió de nada. Me acompañó hasta la muralla y me dijo que en un mes nos encontraríamos allí otra vez. –Calló un momento antes de continuar con voz muy baja.- Él estuvo allí, aunque no lo vi, sentí su aroma, junto a la de Aro. No lo he vuelto a ver, y de eso ya hace más de trescientos años. No se lo había dicho a nadie, al menos no hablando, pero es obvio que Aro lo sabía. Llegué demasiado tarde. –Acabó con la voz rota y la mirada perdida.

-Lo siento-dije aunque sabía que serviría de poco.

La verdad es que Aro nunca me había gustado. Desde el primer día que lo había conocido ya me había hecho elegir entre la muerte o una vida eterna, y entonces estaba todo eso de protegerlo y entrenar mi don para ello, sin contar que me había obligado a matar sabiendo que yo odiaba hacerlo… realmente Aro no me agradaba. Pero después de saber esa pequeña historia de Jane, mi odio hacia él había aumentado considerablemente. Estaba claro que no le contaría nada acerca de Edward, porqué yo seguía amándolo y no soportaría saber que le ocurrió algo… y menos por mi culpa.

-¿Y cómo has podido estar con él todo este tiempo sabiendo eso?-le pregunté en parte curiosa en parte asqueada.

-Solamente tenía a Alec, y él no lo sabe. Aparte no quería intentar convencerlo de irnos para que le sucediera algo a él también-entendí perfectamente lo que me dijo, si yo tuviera un hermano tampoco arriesgaría su vida.

-¿Nadie lo sabe?

-Aro, tú y yo – contestó poniendo énfasis en el tú.-Y espero que siga siendo así.

-No diré nada –prometí.

-Vamos-dijo entonces suspirando. Y la seguí hacia el infierno que ahora sabía que compartía con ella…

Al llegar, el resto nos estaba esperando para que les contáramos como me había ido. Ahí empezaba la farsa.

-¿Qué ocurrió?-fue directo al grano Félix.

-Se escapó-murmuré con voz impasible.

-¿Se escapó?-dijo escéptico Aro.

-Era muy rápido. Y se dirigió a la muralla. No quise alejarme – intenté mentir lo mejor que pude, y pareció dar resultado.

-Intenta atraparlo la próxima vez- contestó.

-¿La próxima vez?-pregunté sin entender.

-Vino por algo, así que supongo que volverá – me respondió al mismo tiempo que Chelsea ingresaba a la sala seguida de "la merienda".

"Su merienda" a partir de ahora. Aproveché a que todos estuvieran ocupados para salir de allí hacia el bosque para alimentarme por primera vez del que sería mi alimento por el resto de la eternidad.

9 nov 2010

REENCONTRANDO LA FELICIDAD 11




PASADO

Después de que el resto se fueran, no sabía que hacer. Quería hacerle muchas preguntas, sabía que él conocía algo de mi pasado, y por poco que fuera, sería algo más.

El problema es que mis músculos no reaccionaban. Estaba totalmente paralizada, observándole mientras me mirava como si fuera un milagro.

- Bella – susurró mirándome intensamente.

- ¿Quién eres?- pregunté. Estaba claro que él sabía quien era yo, pero yo no sabía quién era él…

Vi como su cara se llenaba de confusión en un principio, y como sus dorados ojos dejaban de brillar maravillados con felicidad para dejar paso al dolor.

- Bella – repitió, como si solo fuera capaz de decir mi nombre.

- Dime, por favor – le pedí, suplicante. – sé que te conocí en mi pasado, pero lo único que recuerdo de él son mis padres, y tus ojos.

- No me recuerdas – dijo más para él mismo que para mi, intentando convencerse de eso. – Edward - dijo ya más recompuesto.

- ¿Perdona? – dije confusa, ya que no era la primera vez en ese día que escuchaba ese nombre.

- Soy Edward- murmuró – me conociste en el instituto de Forks, cuando te trasladaste a vivir allí para vivir con tu padre, después de que decidiste que era mejor para ella estar con Phil, su marido, ya que él es jugador de beisbol profesional y viaja mucho. Era tu compañero de pupitre en Biología. – dijo con la mirada perdida, recordando lo que yo no podía.

- ¿Solo eso? – pregunté decepcionada, ya que recordaba antes los ojos de mi compañero de pupitre antes que otras cosas quizá más importantes. Aunque claro está que sus ojos eran hermosos.

- Estubimos saliendo. Fuiste la mejor amiga de mi hermana, Alice, ¿la recuerdas a ella? – negué con la cabeza, no recordaba a ninguna Alice. Lo que me sorprendió fue que ahora comprendía por qué recordaba sus ojos. Porqué lo había amado. - ¿Tampoco recuerdas a Emmett, ni Esme, Carlisle, Jasper o Rosalie? – fue nombrando personas a la vez que yo negaba con mi cabeza.

- Lo siento – dije al ver que eso lo afectaba.

- Da igual, nunca debí hacercarme a ti. Los Cullen nunca debimos hacerlo. Rose tenía razón, al fin y al cabo. - susurró con tristeza.

- Cullen – murmuré a la vez que un monton de imágenes borosas inundaban mi mente.

Una enorme casa blanca, una chica bajita de pelo oscuro, un chico tan musculoso como Félix, un chico y una chica rubios, una pareja que me sonreía con amabilidad y afecto…

Y él... en un hermoso prado lleno de flores, brillando bajo el sol, mi mano acariciándolo.

- Edward - dije su nombre como si hubiera hecho el mayor descubrimiento. - Edward. - repetí.

- ¿Qué ocurre Bella? - me gustó como sonaba mi nombre en sus labios, con su aterciopelada voz. No me había fijado en eso antes.

- Lo recuerdo.

- ¿Todo? - preguntó dubitativo.

- Eso creo. - respondí. Entonces un recuerdo llenó mi mente. Un bosque, él estaba allí, yo lo seguía, él diciéndome que no me amaba...

Sentí por primera vez en esta nueva vida mis piernas flojear, antes de caer de rodillas en el suelo, llorando sin lágrimas.

REENCONTRANDO LA FELICIDAD 10



EL PLAN

(POV BELLA)

No podía apartar la mirada de sus ojos, y parecía que él tampoco podía hacerlo.

- Bella - no lo dijo en voz alta, pero leí sus labios.

- ¡¿Bella, se puede saber qué estás haciendo? - gritó Jane desesperada, haciéndome recordar el lugar donde estaba, y con quien, ya que mirando aquellos ojos dorados era muy fácil olvidarlo. - ¡¿Se puede saber por qué lo estás escudando?

Dicho esto recordé también que estaba escudando al chico, para que la habilidad de Jane no le afectara... Extraño, era la primera vez que no tenía que concentrarme mucho para escudar a alguien, ya que normalmente me centraba solamente en escudar a quién quisiera, pero ahora simplemente lo había escudado y me había perdido en sus ojos...

- ¡¿Piensas seguir así? - seguía Jane con su impaciencia.

No pensaba contestarle, no podía decirle que sí que quería seguir escudando a ese vampiro, y de ninguna de las maneras dejaría de hacerlo... aunque tampoco sabía el motivo.

Me hubiera gustado que en ese momento solo estubiéramos él y yo. Hubiera amado seguir contemplando sus ojos, y poder preguntarle por qué los tenía en mi mente. Poder preguntarle si lo conocía. Estaba casi segura que si... pero no sabía absolutamente nada sobre eso.

Aparté la mirada de sus ojos y la dirigí hacia Jane, intentando que no percibiera nada en ella. Que no percibiera la intención del plan que se me había ocurrido.

- Podeis ir a avisar a Aro, yo me encargo de llevarlo allí. - dije con una convincente voz.

- ¿Y dejarte sola con ese? - contestó indignada.

Me molestó el tono que utilizó para referirse al chico, pero seguí mostrándome impasible.

- Claro, ¿acaso no me crees capaz de hacerlo? - al oír eso se dió cuenta que yo ganaba, pero siguió insistiendo inútilmente.

- No es eso, simplemente creo que puedes necesitar ayuda. ¿Qué harás si ocurre algo?

- No ocurrirá nada, y si ocurriera, os avisaría. ¿No confias en tu rapidez? - me burlé un poco.

- Jane, dejala, será la primera lucha verdadera que tendrá. - dijo Demetri, zanjando el tema y empezando a caminar, alejándose. Heidi le siguió de immediato, después de desearme suerte, y Jane, aunque un poco reticente, hizo lo mismo.