
2. LA BÚSQUEDA
- Porque ya es tarde.
– ¿Tarde? – pregunté en un susurro.
– Subirá al avión en poco más de diez minutos. – percibí vagamente como me resbaló el móvil de la mano y empecé a correr cuando oí que se rompía al caer al suelo.
Corrí con todas mis fuerzas, más rápido que nunca, para llegar a tiempo. No lo creía posible, ya que debía atravesar el país, pero tenía la esperanza de alcanzar al menos a ver el avión y poder seguirlo desde tierra, custodiándolo. Custodiándola.
- Porque ya es tarde.
– ¿Tarde? – pregunté en un susurro.
– Subirá al avión en poco más de diez minutos. – percibí vagamente como me resbaló el móvil de la mano y empecé a correr cuando oí que se rompía al caer al suelo.
Corrí con todas mis fuerzas, más rápido que nunca, para llegar a tiempo. No lo creía posible, ya que debía atravesar el país, pero tenía la esperanza de alcanzar al menos a ver el avión y poder seguirlo desde tierra, custodiándolo. Custodiándola.
Llegué al aeropuerto media hora después de la llamada de Alice. Diez minutos después del despegue. No sabía adónde ir, por alguna razón cuando se trataba algo sobre la seguridad de… ella Alice siempre tenía visiones confusas. Pregunté a información hacia dónde iba ese avión, pero me dijeron Phoenix. Inútilmente traté de decirle a la señora que no era así, que cambiaría su rumbo, hasta que me enseño un listado de todos los vuelos del día y yo mismo comprobé que tenía razón… a su manera, yo confiaba en mi hermana, en su don.
Fui a la primera cabina telefónica que vi y llamé a Alice, que cogió el teléfono incluso antes del primer tono.
– Edward, se dirigió hacía Europa, Portugal o España, creo. Puede que Francia, pero hacia esa zona. Veo que cruza el Atlántico, y no tiene el combustible suficiente para llegar mucho más lejos.
- ¿La ves a ella? ¿Está bien? ¿Lo estará? – pregunté desesperado, aunque profundamente agradecido a mi hermanita por la nueva información.
- No puedo verla, ya te dije, solo sus padres llorando... o simplemente todo rojo.-Simplemente dolor, sentía mi pecho arder como si se estubiera quemando.
- ¿Podré encontrarla?
- Eso espero... - Más incertidumbre.
- Alice por favor... solo intentalo... necesito saber que está bien... simplemente.
- Llevo intentando verla desde que tuve la visión, y no la he visto... ve a buscarla...-cuando oi eso, a mi hermana pidiendome que la buscara solo pude ver que eso era lo que debía hacer... que ahora hablando con ella simplemente estaba perdiendo el tiempo.
- Si ves algo avisame, por favor. - Colgé despues de oir su voz chillando.
- ¡Debes comprarte un telefono!- Cinco minutos más tarde ya estaba otra vez en el aereopuerto con un móvil en mi bolsillo después de haber ido a la compañía telefónica más cercana y haberle enviado un mensaje a Alice informándole.
Compré un billete destino Portugal que salía el mismo día, y simplemente esperé que las horas pasaran deprisa...
Cuando llegué comprobé todos los aterrizajes del país, ninguno fuera de lugar... Tardé seis meses en rastrear toda la península Iberica y Francia, sin ningún resultado... sin ninguna novedad de Alice. La había llamado algunos días, pero la repuesta siempre era la misma que el día que partí, por lo que decidí rendirme y aceptar que dejarla simplemente fue una mala idea, la peor idea que que jamás podía haber tenido. Y la única manera de rendirme que encontré, la que me permitía dejar de soportar más este dolor, era ir a Volterra, y dejarlo todo... Quizás la encontraría dónde sea que fuera, aunque ella no había hecho algo tan terrible como para tener que ir al mismo lugar que yo.
Acababa de "alquilar temporalmente" el auto más rápido que vi en una calle de Roma y me dirigia a toda velocidad hacia mi destino. Por el mediodía llegaría y me mostraría ante todos bajo la luz solar para que los Vulturis no tuvieran otro remedio que terminar mi sufrimiento...
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