
8. INTENTANDO RECORDAR
Después de entrenar un poco con Félix, él me enseñaba a luchar, fui con Jane a "patrullar" por Volterra. Solamente porqué "al maestro" Aro (odiaba tener que llamerle así) le gustaba tener su ciudad bajo control. Y claro, como él no quería vigilarla... la guardia debía hacerlo.
Me gustaba ir con Jane. Ella era la única que siempre estaba dispuesta a ayudarme con mi don. El problema era su manera de ayudar. Nos sentábamos por algún bar de la zona (cuando el sol estaba oculto) y ella utilizaba su don con alguno de los humanos de las mesas de al lado. Entonces, para que dejaran de agonizar yo debía envolverlos en mi escudo. Últimamente se me daba mucho mejor, aunque ya hacía seis meses que practicaba... Por supuesto que el resto de la guardia no quería ayudarme si ella estaba de por medio...
Cuando todo el bar en el que fuimos ya estaba escudado y Jane se cansó de intentar sin éxito utilizar su don con alguno de los humanos que allí estaban, nos fuimos a pasear, esperando encontrarnos a Demetri y Heidi, que debían haber salido también.
- ¿Aún no has recordado nada? - me preguntó ella inesperadamente.
- No, nada. Ya te dije que solo recuerdo a mis padres, y solo una imagen borrosa de ellos. Me gustaría al menos poder recordar algún momento de mi vida anterior. - dije desesperanzada.
- ¿Y sabes al menos cómo se llamaban? - parecía muy interesada.
- No exactamente, aunque creo que mi padre se llamaba Charlie.
- Charlie. Ahh. - Murmuró.
- ¿Por qué lo dices?
- Es qué antes de convertirte, ya sabes, cuando estuviste inconsciente mencionaste el nombre Edward, te pregunté quién era pero no contestaste. Pensaba que quizás sería tu padre.
- Ah, ni idea, realmente no recuerdo nada con ese nombre. - dije.
En verdad, que supiera yo no conocía a ningún Edward... que recordara. Desde que me desperté no tenía más recuerdos que mis padres. Aunque también estaban unos ojos dorados. Unos ojos que me atormentaban desde el primer día como vampiro. Lo peor era no saber de quien eran, o al menos, si los había visto alguna vez...
- ¿Ocurre algo? Pareces muy desanimada. - comentó Heidi. Levanté la cabeza sorprendida. No me había fijado que estubiera ella aquí. Ni tampoco Demetri, a su lado.
- Y muy distraida, también. - añadió él. - ¿Qué estás pensando? - Esa pregunta me resultaba familiar, aunque no sabía por qué.
- Na-nada. - Contesté.
- Estaba intentando recordar algo. - respondió Jane por mí.
- Muchas gracias Jane. - dije con sarcasmo. Todos rieron. Yo no. No estaba de humor para reír. No después de haber oido ese nombre.
Y aún menos porqué hoy Chelsea traería nuestro aperitivo de la semana. Odiaba tener que terminar con la vida de alguien. Alguna persona que no tenía la culpa de estar allí, el lugar y el momento equivocados. Algun humano que no nos había hecho absolutamente nada para que terminásemos con su vida. Alguien inocente.
Cuando volví a levantar la cabeza sorprendida de que no dijeran nada, vi que estaba sola. Me apresuré a seguir su rastro, para saber la razón por la que se habían ido. El rastro llevaba a un callejón oscuro, donde solamente había cuatro personas.
Vi a Demetri, sujetando a alguien por el cuello. Estaban de espaldas a mí, pero podía ver que que su pelo era de un tono cobrizo.
Entonces el chico que Dem sujetaba cayó al suelo, gritando. Por Jane. Se estaba revolviendo de dolor por el sucio suelo del callejón, gritando. No sabía por qué, pero ver a ese vampiro de ese modo me resultó también doloroso a mí.
- Jane, es suficiente. - dije sin poder contenerme, intentando que ella parara de hacerle eso.
No me hizo caso. Y yo sabía que de nada serviría insistir con ella, por lo que escudé a ese chico, con el que sentía una proximidad que hasta ahora no había sentido.
Cuando se hubo recuperado, levantó su cabeza hacia mí, mirándome fijamente con esos ojos dorados que no podía sacar de mi mente. Los ojos más hermosos que había visto nunca, más bellos ahora que en mis recuerdos. Porqué aunque no recordaba cuando, supe que realmente los había visto antes...
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